Historia de Pueblito

En 1995, el alcalde de Duitama, Héctor Julio Becerra Ruiz, respaldó la iniciativa de crear un «Pueblito con vida propia» en el que residieran personas vinculadas al arte, como escritores, artesanos, músicos y poetas. Este proyecto cultural, concebido en 1992 por el maestro José Ricardo Bautista Pamplona, comenzó con la colocación de la primera piedra el 27 de julio de 1996.
Figuras culturales como Jorge Villamil, Fanny Mickey y Fernando Soto Aparicio seleccionaron a los artistas que vivirían en este espacio inspirado en los siete municipios más hermosos de Boyacá: Ráquira, Monguí, Sáchica, Cocuy, Tenza, Tibasosa y Villa de Leyva.
El proyecto incluyó la construcción de 102 casas, 20 locales comerciales y una capilla, distribuidos en siete manzanas que representan la arquitectura colonial de los municipios homenajeados, cada una con una plazoleta central. Además, se creó una plaza de eventos para actividades culturales como el Bazar de Las Artes, Pueblito Brilla en Navidad y la Semana Santa.
Pueblito Boyacense es ahora una copropiedad con un Concejo de Administración que gestiona actividades y obras para beneficio de residentes y turistas. La comunidad ha crecido gracias a su resiliencia, compromiso y sentido de pertenencia, creando lazos fuertes y un ambiente de unión y celebración que ha perdurado por más de dos décadas.
Misión
Promover y salvaguardar la riqueza cultural, artística, histórica y arquitectónica del departamento de Boyacá a través de un espacio único y representativo como el Pueblito Boyacense. Desde su diseño que reproduce fielmente siete municipios emblemáticos del departamento, hasta su agenda permanente de actividades culturales y artísticas, el Pueblito Boyacense ofrece a residentes y visitantes una experiencia viva de tradición, identidad y patrimonio.
Visión
Ser el mejor destino turístico de Colombia, donde predomine la aplicación de nuestros valores, tradiciones y manifestaciones propias del espíritu como una forma de vida que genere bienestar y desarrollo de moradores y comunidad en general.
Somos un proyecto común de voluntades, agrupadas para construir un país auténtico y mejor.
Pueblito tiene ya dos declaratorias como patrimonio cultural y turístico. Una declaratoria Municipal que la declaró como Patrimonio Cultural y Turístico de Duitama y otra por ordenanza de la Asamblea de Boyacá que lo declaró como Patrimonio Cultural y Turístico de Boyacá. Con estas declaratorias se está protegiendo la filosofía inicial de pueblito, se regula la construcción de las casas especialmente el tratamiento de las fachadas y se reciben apoyos de los gobiernos para la culminación de las obras y los eventos de Pueblito.
Declaratorias patrimoniales
Pueblito posee dos declaratorias como “Patrimonio” una otorgada por el municipio de Duitama, propuesta por el Consejo Municipal y sancionada por el alcalde de la ciudad y la segunda propuesta por la Asamblea de Boyacá, avalada por el Consejo Departamental de Patrimonio y sancionada por el gobernador del departamento de Boyacá.
Plazoletas
En el Pueblito Boyacense, cada plazoleta es un puente entre el presente y el relato vivo de Boyacá. Aquí convergen siete plazas que evocan con fidelidad el parque principal de siete pueblos que fueron reconocidos como los más bellos del departamento: Villa de Leyva, Tibasosa, Tenza, Sáchica, El Cocuy, Monguí y Ráquira. Cada plaza está conservan la esencia arquitectónica de cada uno de esos municipios, desde empedrados y tejas de barro hasta balcones de madera y faroles coloniales.
Pasear por estas plazoletas es adentrarse en la riqueza cultural de Boyacá: es respirar las historias, sentir el pulso de una memoria colectiva, admirar la arquitectura vernácula y saborear las tradiciones que aún persisten en cada rincón. Son espacios pensados para el encuentro, el arte y el recuerdo, donde visitantes y artistas convergen en un mismo latido patrimonial.
Villa de Leyva
Caminar por esta plazoleta es trasladarse al alma de la Villa de Santa María de Leyva, una joya colonial fundada en 1572 y declarada Monumento Nacional en 1954. En esta réplica arquitectónica, los balcones de madera, las tejas de barro y los muros blancos evocan el encanto inalterable de uno de los pueblos más emblemáticos de Colombia.
Villa de Leyva, cuna de próceres y testigo del legado muisca, guarda entre sus raíces el mito de Bachué y la memoria de figuras como José Antonio Ricaurte y Antonio Nariño. Su plazoleta en el Pueblito Boyacense honra esta herencia con detalles fieles a su plaza mayor —la más grande y empedrada de América Latina—, invitando a descubrir la riqueza paleontológica, histórica y gastronómica de una tierra que aún susurra historia y tradición entre dulces besitos de novia y ecos de libertad.

Tenza
Guardianes de la libertad y el saber ancestral
En el corazón del Pueblito Boyacense, la plazoleta de Tenza rinde homenaje a un pueblo valiente, silenciosamente heroico y profundamente ancestral. Esta réplica evoca no solo su arquitectura colonial y su entorno montañoso, sino también su alma tejida entre la historia libertaria y la sabiduría indígena.
Tenza, “detrás del Boquerón”, como lo nombraron los muiscas, fue territorio de paso, punto estratégico para la independencia y cuna de mujeres mártires que ofrendaron su vida por la libertad. En su parque original, un faro se alza como memoria viva de aquellas heroínas que iluminaron la causa patriota.
Hoy, entre las calles del Pueblito Boyacense, su réplica resplandece como símbolo de resistencia, saber y tradición. Aquí también florece el arte de la cestería, herencia de los teguas, guardianes del conocimiento botánico. Esta plazoleta es más que una réplica: es un acto de reconocimiento a un pueblo que, aún en silencio, sigue alumbrando la historia de Boyacá y Colombia.

Tibasosa
Esta plaza replica con pasión la esencia de Tibasosa, un lugar cuya historia y cultura han sido moldeadas por el lago, la noche y la fuerza femenina. Su nombre, derivado del lenguaje muisca —Tiba (cacique), So (oscuro/noche), Sa (lago)— significa «el cacique del lago de la noche», evocando la ancestral relación del territorio con la luna y el agua.
Fundada el 19 de diciembre de 1773 por el virrey Manuel Antonio Flores, Tibasosa se distingue hoy por su fértil producción de feijoa, fruta traída desde Brasil en 1935 que encontró en este altiplano el ambiente ideal para florecer. Sus sabores se multiplican en vinos, dulces, sabajones y postres que celebran la identidad local.
Conocida como «la tierra del matriarcado», Tibasosa honra la fuerza de sus mujeres, quienes han liderado y construido comunidad por generaciones. Durante la gesta libertadora, esta plaza recuerda el aporte de hombres, caballos y refugio al ejército libertador, y rinde homenaje al sargento Inocencio Chinca, último de los 14 lanceros caído tras la batalla del Pantano de Vargas.
Al recorrer esta plazoleta del Pueblito Boyacense, sentirás el reflejo de una comunidad construida por mujeres, alumbrada por la luna del lago y guiada por el legado de resistencia y hospitalidad que aún late en Tibasosa.

Sáchica
Un legado de historia, fe y riqueza ancestral
La plazoleta de Sáchica en Pueblito Boyacense rinde homenaje a uno de los municipios más emblemáticos del Alto Ricaurte boyacense. Fundado el 16 de julio de 1556 por Juan Velasco y Carlos Rojas, Sáchica significa “cercado del cacique”, y su origen se remonta a épocas prehispánicas, cuando era un importante asentamiento muisca.
Este pueblo, profundamente marcado por la historia colonial y religiosa, conserva monumentos que aún hoy hablan de su pasado, como la piedra del castigo, la cruz atrial y el templo doctrinero de San Lorenzo, declarado monumento nacional. Todo este legado está presente simbólicamente en la plazoleta que lo representa, evocando el alma de un territorio de fuerte identidad cultural.
Con su arquitectura colonial, su gallina criolla como plato típico, y su profundo arraigo histórico y espiritual, la representación de Sáchica en el Pueblito Boyacense es una invitación a reencontrarse con la historia viva del territorio, con sus símbolos de resistencia y fe, y con la esencia misma de la cultura boyacense.

El Cocuy
Desde el corazón de la Sierra Nevada más imponente de Colombia, El Cocuy trae al Pueblito Boyacense su arquitectura blanca y verde, símbolo de paz y esperanza en tiempos donde los colores dividían a las familias. Fundado en 1541 y enmarcado por balcones coloniales, este pueblo no solo guarda historias de reconciliación, sino también de naturaleza sagrada: hogar de los U’wa, protectores ancestrales de los páramos y la nieve.
La réplica de su plazoleta en Pueblito Boyacense rinde homenaje a este lugar donde la historia, la cultura y la espiritualidad se entrelazan entre picos nevados y calles de tradición. Aquí, cada detalle arquitectónico evoca la serenidad y la grandeza de un pueblo que fue elegido como el más bello de Boyacá.

Ráquira
Conocido como el “Pueblo de olleros”, Ráquira ha sido cuna de artesanos desde tiempos ancestrales. Su nombre proviene del chibcha Ra (olla) y Quira (pueblo), lo que refleja su esencia profundamente ligada al barro, la alfarería y la tradición. En Pueblito Boyacense, la plazoleta de Ráquira rinde homenaje a este patrimonio cultural, con fachadas coloridas que evocan las capas de historia y pigmentos naturales que usaban los indígenas. Es un rincón que revive el alma creativa del pueblo artesanal por excelencia de Colombia.

Monguí
La réplica de Monguí en el Pueblito Boyacense revive el encanto colonial de este emblemático pueblo boyacense, reconocido por su imponente basílica, su histórico Puente de Calicanto y su legado artesanal en la fabricación de balones. Aquí, visitantes y turistas pueden experimentar en un solo lugar la esencia de Monguí, su arquitectura, su tradición religiosa y su herencia cultural, tal como si caminaran por sus empedradas calles originales.
